La postura de adho mukha svanasana o perro mirando hacia abajo me encanta cuando la practico en una clase de vinyasa, porque generalmente representa una postura de descanso. Pero cuando la practico en una clase de ashtanga, la odio profundamente, pues hay que aguantarla durante 5 respiraciones cada vez. Me considero una persona con bastante fuerza en los brazos, ya que puedo hacer invertidas y equilibrios de brazos varios, pero confieso que más de una vez he llorado en adho mukha svanasana durante una clase de ashtanga yoga. Me frustraba tener que descansar en la postura del niño ante la imposibilidad de aguantar sobre mis brazos y ver al resto de mis compañeros aguantando estoicamente la postura. Tras haberme sucedido unas cuantas veces, decidí forzarme a practicarla más a menudo. Y pronto descubrí sus enormes beneficios, los cuales comparto contigo.
1) Compensa nuestra nula higiene postural
Al estar frente al ordenador o un dispositivo móvil todo el día, nuestro cuello se carga demasiado. En adho mukha, tenemos, por fin, la oportunidad de dejar nuestra cabeza caer y relajarla, destensionando el cuello. Por otro lado, el pecho, cuando estamos sentados en una silla durante horas, se mete hacia dentro y nos vamos encorvando hasta parecer el jorobado de Notre Dame. Adho mukha te fuerza a abrir el pecho y llevarlo hacia tus tibias, estirando todos aquellos músculos del torso que normalmente están cerrados y contracturados. Además, esta postura reajusta la posición de tus lumbares, manteniéndolas planas, estira tus glúteos, isquiotibiales, gemelos y tobillos, liberándonos de las tensiones que vamos acumulando en nuestro frenético día a día.
2) Si no nos mata, nos hace más fuertes
De sobra es sabido que pocos aman esta postura. Cuando el profesor nos hace aguantarla durante unas cuantas respiraciones de más, nuestros brazos flaquean, nos sentimos más débiles y más pesados. ¡Ay, yoguineante, no hay yoga, se hace yoga al yoguinear! Y tu core, brazos y piernas te lo agradecerán, se fortalecerán y, con el tiempo, no habrá respiración larga que se te resista en adho mukha.
3) Nos ayuda a manejar nuestras emociones, especialmente la frustración
Y precisamente porque aguantar esta postura es un calvario, en esos momentos en los que tienes los ojos del profesor (incluído el tercer ojo) clavados en tu nuca viendo y esperando que te hundas sobre la esterilla, es cuando recibes el mayor de los aprendizajes en yoga. Posturas como esta, que se ven tan sencillas desde fuera (“¡oh, mira, es una v invertida! ¡Qué graciosa!”) son las que nos dan un zas en toda la boca, y nos enseñan a que el yoga no es tan sencillo como lo pintan y que incluso en esta maravillosa disciplina también vamos a sentirnos frustrados. ¿Por qué crees sino que dicen que el yoga es tan beneficioso? Igual que la comida que es buena para la salud es la que menos nos gusta, en yoga las posturas que más nos enseñan son las que más nos cabrean. Así que haz las paces con adho mukha, te está enseñando un montón.
4)Nos ancla en el momento presente
Frustración, debilidad, temblequera, rigidez… darnos cuenta de las emociones y sensaciones que nos evoca adho mukha nos mantiene en el momento presente. No obstante, si esa atención al momento actual tiene connotaciones negativas, ¿qué tal si, nos centramos mejor en lo que nos beneficia esta postura? Recuerda que en adho mukha tenemos el pecho abierto por lo que podemos respirar profundamente, estamos en una postura incómoda por lo que nos demostramos a nosotros mismos resiliencia y capacidad de adaptación, nos estamos cuidando lo que es un acto de amor hacia nuestra persona y hacia los demás (ya que, al mejorar nuestra autoestima, mejoran también las relaciones interpersonales).
Recuerda que, de todas formas, si la postura se vuelve excesivamente dura, siempre puedes hacer variaciones que te den los mismos beneficios, como la que te doy en la viñeta.
Y, no lo olvides, si te está costando la postura es porque ¡estás en el camino hacia ponerte más fuerte que el vinagre!
Sé agradecido con tu cuerpo y con tu mente por practicar yoga y, en concreto, posturas tan escurridizas como adho mukha. Estoy segura de que, además, después de haber practicando esta postura unas cuantas veces, sentirás aún más respeto por tu perro, ¿quién nos iba a decir que sería una postura tan difícil viendo lo bien que le sale a él?
Om shanti shanti requeteshanti
Julia
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