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martes, 28 de enero de 2014

Conciencia Testigo, eje de la meditación y la transformación

Danilo Hernández (Swami Digambarananda) nos explica en este artículo por qué nuestra estabilidad mental suele ser interminente y superficial, y cómo lograr que el equilibrio se convierta en nuestra naturaleza habitual gracias al vivir consciente de cada momento de la existencia.


Mirando horizonte

Es posible que mientras inicias esta lectura estés cómodamente sentado disfrutando un estado de cierta tranquilidad. Pero quizás sea una tranquilidad muy frágil… Imagina que ahora mismo te comentase una mala noticia o un suceso violento y desagradable. En tal caso es probable que tu tranquilidad se esfumara de inmediato y comenzaras a sentirte incómodo y tenso. Esto indicaría que tu estabilidad mental es más bien superficial y que está a merced de cualquier acontecimiento que se presente. ¿Por qué sucede esto?
Sucede porque no hay un estado suficiente de alerta y la mente se identifica con el suceso, provocando una respuesta emocional de incomodidad y tensión. Y esto suele sucedernos muy habitualmente, con independencia de que practiquemos Hatha Yoga, meditación, o cualquier otra técnica.
Todas las prácticas que solemos realizar son muy beneficiosas y nos ayudan a encauzar nuestra vida de un modo armonioso y positivo.  Las posturas de yoga, el pranayama, la relajación, la meditación, el kirtan, el Karma Yoga, etc., nos aportan salud y equilibrio. Pero este equilibrio con frecuencia tiene una duración breve y se puede alterar a la primera de cambio. Para que el equilibrio se convierta en nuestra naturaleza habitual y deje de ser un estado intermitente que depende de los acontecimientos, es necesario que nuestra práctica deje de ser una simple práctica y se transforme en un estilo de vida. Ello conlleva un profundo desarrollo de la atención en todos los momentos de nuestra existencia. Un vivir conscientemente de instante en instante.

El ser humano está dormido

Las escuelas del autoconocimiento y del desarrollo del potencial humano consideran que el hombre común y corriente está dormido. Padece una actividad mental caótica y sin rumbo. Está habitualmente perdido en largas divagaciones, consumido por un diálogo interno que muchas veces es obsesivo y no tiene sentido. Vive inmerso en historias de pensamientos mecánicos, en un estado de distracción casi continua que además suele ser la primera causa de todo tipo de accidentes. De hecho, toma consciencia de lo distraído que vive solo cuando esta a punto de sufrir un accidente que le puede costar muy caro.
Este estado de ausencia de atención, en el que prevalece la inercia de los pensamientos involuntarios y no dirigidos, tiene enormes y devastadoras consecuencias. Por una parte está el olvido de sí mismo. El individuo no se da cuenta de que él existe mientras vive, piensa o actúa. Ha perdido la conexión con su centro, con su esencia, con su Ser. Por otro lado, la repercusión de los pensamientos negativos pasa una gran factura a su salud física y mental.

La raíz de la “enfermedad” está en la mente

Buda y Patanjali coinciden en el diagnóstico sobre la “enfermedad” del ser humano. El problema no radica en el cuerpo, aunque este sea el recipiente donde generalmente se manifiestan las dolencias y sus síntomas; la raíz del problema está en la mente. En concreto, en los patrones mentales reactivos de “apego-aversión” (raga-dwesha) y en las fluctuaciones incontroladas de los pensamientos que generan un tremendo caos mental.
Las investigaciones médicas y científicas han verificado lo que en la ciencia del Yoga se sabe desde hace milenios. El enemigo más temible para el organismo no son los microbios, ni las bacterias, ni los virus, sino los patrones de reacción mental y los pensamientos negativos.
El pensamiento es una función natural y esencial en la vida del ser humano. La capacidad de pensar es un bien inestimable que nos diferencia de otras especies y nos ha permitido evolucionar y transformar el mundo. Es obvio que necesitamos pensar, especialmente cuando ello nos sirve para interactuar en la vida, relacionarnos con el presente o hacer previsiones de futuro. Pero hay muchísimas ocasiones en las que el pensamiento se convierte en una inercia mecánica y turbulenta que nos desconecta de la realidad y nos predispone a estados de ansiedad, preocupación, miedo y todo tipo de emociones negativas.  En consecuencia nos desequilibra y nos precipita hacia el sufrimiento.
El cerebro es el ordenador que dirige al conjunto del  organismo. Trabaja sin cesar durante toda nuestra vida regulando cada una de las funciones del metabolismo y su equilibrio químico. La ciencia ha descubierto que cada vez que tenemos un pensamiento el cerebro produce unas sustancias llamadas neuropéptidos y lo que sentimos y experimentamos es la producción y asimilación de dichas sustancias.
Las células del sistema inmunológico que se encargan de defender al organismo de las bacterias, virus, gérmenes y en definitiva de toda enfermedad, tienen un punto concreto de carga que recibe a los neuropéptidos. De este modo el sistema inmunológico percibe nuestros pensamientos y reacciona a nuestro diálogo interno.
La respuesta del sistema inmunológico a los elementos patógenos puede debilitarse o incluso dejar de funcionar por causa de dichas sustancias. Es evidente que lo que pensamos tiene consecuencias y que la respuesta del sistema inmunológico está condicionada por los pensamientos. El pensamiento positivo potencia el funcionamiento del sistema inmunitario y el pensamiento negativo lo debilita. Ahora podemos entender que la raíz de muchas dolencias, desequilibrios y enfermedades está en una forma de pensar que altera y entorpece el trabajo del sistema inmunológico.
Desde esta perspectiva, podría dar la impresión de que el pensamiento es el “malo de la película”. En absoluto. En realidad, el problema en sí no son los pensamientos  sino la relación que establecemos con ellos, la identificación y consiguiente reacción. Una relación neurótica en la que el pensador es cazado por el pensamiento, se identifica con él y es arrastrado, olvidando que su verdadera identidad es independiente y diferente del fluir efímero de dichos pensamientos.

Consciencia Testigo, eje de la Meditación y la Transformación

La mejor forma de liberarnos del efecto negativo que tienen en nuestra salud física y mental los pensamientos involuntarios o espontáneos y el diálogo interno es lo que en el Yoga se define como el desarrollo de la “Consciencia Testigo”. Una actitud de aceptación y observación imparcial ante nuestras emociones, pensamientos y sensaciones. Tal actitud  nos permite ser conscientes de que no somos esos eventos pasajeros y de la independencia que existe entre nuestro Ser o Yo profundo y lo que sucede en nuestra periferia. De este modo no nos afectan ni contaminan los acontecimientos internos o externos. Conservamos la libertad y la espontaneidad. Dejamos de reaccionar mecánicamente y nuestra respuesta  a todas las situaciones de la vida se convierte en plena acción consciente.
De entre todos los recursos que disponemos para potenciar y actualizar la Consciencia Testigo, destaca el método de meditación del “Silencio Interior” (Antar Mouna) que nos ha legado nuestro maestro Swami Satyananda. Con su ayuda podemos entrenar la atención y permanecer como un testigo -no implicado- de la actividad espontánea de nuestra mente. Cuando nos sentamos a meditar estamos en una situación privilegiada para desarrollar la Consciencia Testigo y desactivar los condicionamientos de la mente. No obstante, no hay que olvidar que cuando termina la sentada, la actitud meditativa debe continuar. Hay que seguir establecido en la Consciecia Testigo en medio de  las situaciones del vivir cotidiano. Es así como la práctica meditativa deja de ser una simple práctica y se transforma en un estilo de vida. Es así como la meditación se expresa en la acción y fructifica la sadhana (práctica personal).
Están muy bien todas las prácticas que realizamos, las terapias que nos aplicamos, los seminarios en que participamos, los textos que estudiamos, los profesores que frecuentamos. Todo ello es una gran ayuda y nos  proporciona salud, equilibrio, crecimiento y el despertar a la dimensión profunda de la existencia. Pero en muchos casos se queda solo en destellos de despertar. En cuanto baja la alerta y este es un viejo hábito muy arraigado, vuelven la mecanicidad, los patrones de comportamiento condicionado y la avalancha de pensamientos con los que nos identificamos y a los que reaccionamos inconscientemente.
En cierto sentido, da lo mismo donde vivamos, da lo mismo lo que hagamos, las terapias que realicemos, las técnicas que practiquemos. Todo ello está muy bien, pero mientras no tengamos la firme determinación de ser conscientes en todo momento de nuestro diálogo interno, nuestro pensamiento involuntario, seguiremos sumidos en el sueño. El diálogo interno nos suele acompañar durante todo el día y es mas constante en nuestra vida que cualquier actitud, práctica o método que realicemos.
El despertar y la transformación profunda sólo suceden cuando actualizamos la Consciencia Testigo y nos desidentificamos y deshinotizamos del mecánico diálogo interno. Llevar a cabo este despertar no es solo cuestión de practicar técnicas sino de cultivar una actitud de alerta que impregne toda nuestra vida. Las técnicas nos ayudarán mucho, nos ayudarán a ir poco a poco, para finalmente establecernos en la actitud de ser consciente en todo momento.

La meditación en la vida cotidiana

Pero mientras en el día a día no seamos conscientes del diálogo interno, las olas del océano mental seguirán dándonos revolcones, arrastrándonos y generando venenos que intoxican el conjunto de nuestro cuerpo-mente. Sólo tomando consciencia del diálogo interno podemos liberarnos de él. Entonces dejamos de ser zarandeados por su oleaje y podemos navegar en la dirección adecuada. Éste es un proceso que comienza con la atención o autoobservación, madura con la meditación y nos conduce hacia la autorealización.
La Consciencia Testigo es un proceso de “guante blanco”. No requiere actuar ni es un trabajo. No hay que suprimir ni alimentar nada. Es un no-hacer, no intervenir, no involucrarse. Es un puro observar desde la aceptación que nos libera de los condicionamientos mentales y nos permite ver las cosas tal como son y comprender la naturaleza profunda de todo fenómeno. La Consciencia Testigo sintetiza los factores esenciales que caracterizan la sadhana del Yoga Clásico o Yoga de Patanjali: “práctica constante” (Abhyasa) y “no-apego, desidentificación” (Vairagya).
Cada momento y situación de la vida cotidiana es una invitación a vivir conscientemente, a desarrollar la Consciencia Testigo. Podemos observar el cuerpo mientras caminamos, podemos observar nuestra respiración mientras estamos en el autobús, podemos ser conscientes de nuestros pensamientos mientras hablamos, trabajamos, en todo momento… ¿A qué esperamos?…  Es cuestión de determinación, de acordarnos y de perseverar…
¡ Adelante !


Swami Digambarananda (Danilo Hernández). Reconocido como Maestro de Yoga (Yogacharya) en 1993 por el International Yoga Fellowship Movement y la Bihar School of Yoga de Munger, India. Fundador de “Bindu” Escuela de Yoga de Chamartín en Madrid, 2.002. Autor del libro Claves del Yoga.  Teoría y Práctica, editorial La Liebre de Marzo, donde se sintetizan y ordenan las enseñanzas del Yoga con un estilo claro y narrativo. Dirige regularmente cursos de yoga en otras ciudades españolas y en Sudamérica.

Fuente

miércoles, 22 de enero de 2014

Siete cosas que tu profesora de yoga quiere que sepas

Tu profesora de yoga no quiere que te atormentes, ni que te pongas al límite ni que sufras cuando vas a clase. Hacemos un repaso de los cinco puntos sobre los que se sostiene la base con la que deberías trabajar en clase.

¿Qué le pasa por la cabeza a tu profesora de yoga cuando te mira con cara de póker? Hacemos un repaso de la base sobre la que debes asentarte para aprovechar al máximo una clase de yoga.  

1. Ni su misión ni su intención es comprobar cuán flexible puedes llegar a ser. Cuando la profesora de yoga te mira no está juzgando si eres capaz o no de pegar el pecho al suelo o de cruzar los brazos por detrás de la espalda, lo único que está intentando determinar es si estás en la postura correcta y si estás cómodo y no forzando al cuerpo más de la cuenta.  

2. No le gusta que lleves al cuerpo mucho más allá de sus límites físicos. En general, los profesores de yoga prefieren que cada uno se mueva en su nivel y vaya progresando con las clases.  

3. Espera que preguntes mucho en las primeras clases y está deseando explicártelo todo. Por lo general, los profesores de yoga son unos convencidos de su disciplina y están deseando convencerte de que has hecho una buena elección. Entonces, pregunta todo lo que quieras, la información te ayudará a progresar en la práctica.  

4. Espera que no aparezcas en clases si estás resfriado o estás pasando una gripe. Aunque creas que una clase de yoga te puede hacer sentir mejor, quédate en casa y así no contagias a tus compañeros de clase.  

5. Les gusta que vayas a clase al menos dos veces por semana para que consigas progresar en la práctica del yoga.  

6. No suele importarles que des clases con otro instructor

7. Prefiere que llegues a la clase un poco antes y que te tomes unos minutos para cerrar mentalmente todos los tema pendientes, al menos durante el tiempo que durará la sesión.

Fuente:
http://www.mujerhoy.com/salud/en-forma/profesora-yoga-consejos-mejorar-761722012014.html


martes, 21 de enero de 2014

Posturas restaurativas

POSTURAS RESTAURATIVAS
En situaciones de estrés o tensión, nuestro cuerpo de manera instintiva se ocupa de mantener un estado de alerta para sobrevivir. Actualmente estos estados de estrés son comunes en nuestra vida. Las posturas restaurativas nos permiten mantener un estado de calma y silencio interno en el que le damos oportunidad a nuestro organismo de reparar zonas de malestar y volver a un estado de salud.

SUPTA VIRASANA SENCILLA
Postura tendida del héroe


Cómo: Comienza en Dandasana. Recuéstate lentamente de espaldas sobre un almohadón, colocando una por una las vértebras de abajo hacia arriba hasta colocar la cabeza sobre una cobija.
Permite que los brazos descansen a los lados del cuerpo con las palmas hacia arriba mientras tus hombros descienden suavemente. Cierra los ojos. Mantén las piernas extendidas pero relajadas. Suaviza las costillas inferiores y siente cómo tu ombligo se dirige hacia la columna.
Respira suave y profundamente.
Consejos: Puedes colocar un poco de peso en las palmas de las manos para reafirmar la sensación de apertura a la altura del pecho.
Beneficios: Expande la caja toráxico para lograr una respiración profunda. El corazón descansa y se tonifica.
Efecto: Renueva la energía y equilibra el sistema nervioso.

SUPTA BADDHA KONASANA
Postura tendida del ángulo atado

Cómo: Siéntate en Baddha Konasana y ata un cinturón que pase detrás de la cadera a la altura del sacro rodeando sobre los muslos y debajo de los pies. Recuéstate de espaldas sobre un almohadón y coloca una cobija para apoyar y dar altura a la cabeza.
Permite que los brazos descansen a los lados del cuerpo con las palmas hacia arriba mientras tus hombros descienden suavemente. Cierra los ojos. Relaja las ingles, las costillas y el vientre.
Respira suave y profundamente.
Consejos: En caso de tensión en las ingles o cadera, apoya las rodillas sobre un par de cobijas.
Beneficios: Relaja la cadera y las ingles. Mejora problemas digestivos y genitales debido al flujo sanguíneo constante del bajo vientre. Abre el pecho generando una respiración profunda.
Efecto: Renueva la energía y equilibra el sistema nervioso.

DWI PADA VIPARITA DANDASANA
Postura del bastón mirando hacia arriba

Cómo: Recuéstate de espaldas sobre un almohadón, de manera que tus hombros sobresalgan y caigan apoyados en el suelo. Lleva los brazos a los lados de cuerpo con las palmas hacia arriba y coloca los talones sobre un bloque de madera con los dedos de los pies apuntando hacia arriba.
En la inhalación expande tu pecho y dirige el esternón hacia la barbilla.
En la exhalación relaja las costillas inferiores y dirige suavemente el pubis hacia arriba para alargar la espalda baja.
Consejos: Si sientes que no puedes mantener las piernas extendidas sobre el almohadón, coloca un cinturón en la parte superior de los muslos para sujetarlos.
Beneficios: Permite amplitud en la respiración lo cual expande los pulmones y relaja el corazón. 
Efecto: Relaja y renueva la energía de todo el cuerpo.

VIPARITA KARANI
Postura de piernas hacia la pared

 
Cómo: Recuéstate sobre un costado y acerca la cadera a la pared. Lleva las piernas a la vertical y apóyalas en la pared. Observa que tu cuerpo esté simétrico. Coloca las manos sobre el vientre o a los lados de la cabeza con los codos flexionados. Mantén el cuello relajado y dale peso a la columna vertebral. Cierra los ojos.
Consejos: Eleva la cadera y coloca un almohadón por debajo de ésta para obtener mayor relajación en la región abdominal.
Beneficios: Alivia problemas circulatorios en piernas y permite el descanso en pulmones y corazón.
Efecto: Restaurar y calmar.


BALASANA
Postura del niño

Cómo: Arrodíllate sobre el suelo con las rodillas juntas y dirige la cadera hacia los talones. Coloca los brazos a los lados del cuerpo con las palmas hacia arriba y los codos relajados.
En la inhalación extiende la columna vertebral y ten la sensación de crear espacio entre cada una de las vértebras.
En la exhalación relaja el pecho, hombros y cuello.
Mantén tus ojos cerrados.
Consejos: Coloca una cobija debajo de las rodillas y empeines en caso de dolor.
Si tu nariz se hunde demasiado puedes apoyar la frente sobre los puños, uno sobre otro.
Beneficios: Brinda descanso a todo el cuerpo y relaja la columna.
Efecto: Mantiene la mente en calma y receptiva.

SAVASASANA
Postura del cadáver

Cómo: Recuéstate de espaldas sobre el suelo con las piernas extendidas, los brazos a los lados del cuerpo y las palmas hacia arriba. Cierra los ojos.
Al inhalar levanta suavemente la cadera dirigiendo el hueso púbico hacia arriba, alarga la zona lumbar. Al exhalar, desciende la cadera y coloca el sacro plano hacia la tierra.
Inhala y rota los hombros hacia atrás expandiendo el pecho. Exhala y relaja los omóplatos hacia el suelo.
Alarga las vértebras cervicales dirigiendo el mentón hacia el esternón.
Mantén relajadas la mandíbula, el interior de la boca y los labios. Suaviza los párpados y el entrecejo.
Concéntrate en la respiración y permite que todo tu cuerpo se relaje y hunda en la tierra.
Consejos: Si no logras relajar el cuello puedes colocar una cobija a baja altura para apoyar la cabeza.
Beneficios: Al realizarse al final de la sesión, permite que el cuerpo y la mente asimilen los beneficios de las posturas anteriores y se alcance un estado de profunda relajación.
Efecto: Sensación de abandono y expansión.

Fuente:


 Os dejo tambien un video 

domingo, 19 de enero de 2014

Saludo a la luna

Esta secuencia a la luna (Chandra Namaskara) está dedicada a la diosa Sakini, aquella que tiene el control completo de todo el cuerpo. Cada posición que compone este saludo a la luna está relacionada, especialmente, con lo femenino. Propicia la estimulación progresiva de todos Chakras, partiendo de la base. Hace conciliar el sueño y calma el sistema nervioso. Tonifica cada músculo y da elasticidad a todo el esqueleto.
Tonifica el aparato génito-urinario. En las mujeres, regulariza los ciclos menstruales y es útil en la menopausia (se debe evitar durante el periodo menstrual, con menstruaciones abundantes). Mejora la circulación sanguínea..
Se realiza por la noche antes de acostarse.


Esta secuencia está sacada del libro "Manual tutor de Yoga" de Gabriela Cella, ed. Tutor